Bruno Androvetto

Nació en Rafaela, Santa Fe, en 1994. Ha sido colaborador de diferentes espacios virtuales como El escupitajo de Oro y El humo está en el foco, hasta que en 2015 comenzó a trabajar en All That Chernobyl, un sitio de crítica musical con su espacio complementario en radio. En ese sentido, ha realizado también una serie radial para el espacio comunitario de Córdoba La Quinta Pata, titulado All That Jazz y ha publicado cuentos y poesías en antologías como En fresco y, de manera individual, Ruina en la llanura para La Gota Microediciones. Por lo pronto, no ha muerto.
A propósito de “Okupas” Cine expandido

A propósito de “Okupas”

Que la serie destine un capítulo entero (uno de los mejores) a la aventura quilmeña es, a su manera, una declaración de intenciones: vamos a perder el tiempo —ese valioso capital de la sociedad de consumo— vagando por las calles, hinchando las bolas en cada antro que encontremos y haciendo lo que hacemos. No haremos nada en este capítulo que no sea seguir a nuestros protagonistas en su vida; nada saldrá de esta aventura que no sea el endurecimiento del vínculo. Nuestros amigos, orgullosos de su condición, prefieren convivir con sus culpas antes que someterse a lo que hoy llamaríamos la lógica de la deconstrucción(...)
Historias de la transpiración (Segunda parte) Arrebatos

Historias de la transpiración (Segunda parte)

Hannam filma un drama peronista duro y pesado en medio del outback australiano. El calor impregna la pantalla desde el primer plano y corroe el celuloide hasta volverlo fantasma. (...) Hannam filma este manifiesto sin concesiones ni grandilocuencia. Lo suyo no es el gesto político mediano que señala anticipando el elogio. Para él, primero está la imagen. (...) Se queda con sus personajes subidos de tono en el plano corto, sus hormonas calientes como el virus dentro del plano y sus ganas de cambiar futuro por presente en la materialidad histórica de la película(...)
Historias de la transpiración (Primera parte) Arrebatos

Historias de la transpiración (Primera parte)

Bogdanovich filma como si el calor le pesase. Quien opera la cámara se mueve con el ritmo cansino de los que no soportamos el calor y no nos alcanzan las manos para sacudirnos los bichos que nos rodean. Tal vez por eso este Bogdanovich sea tan diferente a otros Bogdanovich. El chorro de vitalidad le mana más despacio, como entre dientes, y Gazzara es el rostro impertérrito de esa afluencia. Un monje que le ha dado toda la vuelta al loto y, ya sin salida, camina despacio, mastica el humo y escupe el fuego(...)