Hannam filma un drama peronista duro y pesado en medio del outback australiano. El calor impregna la pantalla desde el primer plano y corroe el celuloide hasta volverlo fantasma. (...) Hannam filma este manifiesto sin concesiones ni grandilocuencia. Lo suyo no es el gesto político mediano que señala anticipando el elogio. Para él, primero está la imagen. (...) Se queda con sus personajes subidos de tono en el plano corto, sus hormonas calientes como el virus dentro del plano y sus ganas de cambiar futuro por presente en la materialidad histórica de la película(...)