“El tiempo es todo el tiempo”, dice el protagonista de una famosa película argentina. Tal vez convenga, sin embargo, particularizar un poco; leer al FICER y su contexto desde coordenadas más específicas. Como primer punto, una obviedad: atravesar un festival de cine en una ciudad como Paraná quiebra ese ritmo atolondrado y febril que ofrecen —casi diría que imponen— los festivales caóticos, de programaciones apretujadas, a los que estamos acostumbrados(...)