En All the Ships at Sea (2004), el tercer largometraje de Dan Sallitt como director, dos hermanas se van unos días a la casa de campo de su familia. Además de la casa, las dos hermanas comparten una infancia infeliz y un posterior acercamiento a la vida religiosa, pero desde diferentes lados: la mayor es una mujer católica en el otoño de su vida, mientras que su hermana menor tiene alrededor de treinta años y está metida en una secta religiosa de la que fue desafectada recientemente, acontecimiento que hace peligrar su salud mental. En esa distancia entre dos creencias, posiciones e instancias vitales juega la película, a través de una serie de conversaciones.
¿Cómo están filmadas las charlas entre estas dos hermanas? ¿Cómo se filman los choques entre dos posiciones espirituales que, a priori, parecen irreconciliables? ¿Cómo filmar, mientras dos personajes mantienen una conversación, la imposibilidad de comunicarse?
Sallitt elige el corrimiento. En la puesta en escena, pareciera existir una búsqueda muy precisa de emplear recursos que podríamos identificar, en general, como errores. Estos hábitos son los habituales en los cortometrajes de estudiantes de cine: problemas de eje(1), tensiones compositivas fácilmente evitables y aires invertidos, entre otros “desaciertos”.
Durante toda la película los personajes, cuando hablan, se están mirando —una mira a derecha, otra mira a izquierda— hasta una escena en que la conexión entre ojos se rompe. Ahora, mientras los ojos de las dos hermanas apuntan hacia la derecha, conversan. Se rompe el eje, produciendo un pequeño efecto de desorientación espacial y de desconexión entre ellas. Luego las miradas se ordenan; el eje vuelve a regir. Después se vuelve a romper para, más adelante, volver a organizarse. A la hora de la composición, la cámara arma los aires delante de los ojos de los personajes; luego, cuando le sirve, los arma detrás de sus nucas, de manera que se construyen pequeñas tensiones visuales, breves vacíos expresivos. Sobre el final de la película, la imagen se desenfoca hasta perder qué es lo que se está filmando, ofreciendo en el plano la textura de uno de los problemas técnicos elementales del arte cinematográfico: el foco, la nitidez de lo que se ve.
Viene a cuento el tema de la película: la desconexión entre personas que, aún compartiendo el seno familiar, no pueden comprenderse debido a la elección de diferentes respuestas frente al desorden de la vida humana; posiciones que pueden ser religiones, ideologías o, a lo sumo, tendencias vitales encontradas.
Desde esta perspectiva, los pequeños problemas de puesta de la película, que dentro de cualquier manual cinematográfico serían considerados atrocidades, no parecen errores. No se trata de decisiones descolocadas que van en contra de lo que se está contando. Son a favor, y sacan a la cámara de esa pasividad contemplativa corriente en el cine contemporáneo; la ponen a jugar narrativamente a partir de trastocar algunos de los elementos fundamentales de la técnica cinematográfica: el raccord, el eje, la composición y el foco, entre otras. En el offside de la puesta en escena, la cámara se hace cargo de las preocupaciones temáticas de la película, gracias a que se desmarca con soltura de las leyes de continuidad visual que rigen en gran parte de la producción cinematográfica.
Pero, si bien toma estas decisiones, Sallitt no se aleja demasiado de una puesta que funciona alrededor de ciertos parámetros tradicionales; es decir: el eje sí importa en gran parte de la película, en tanto permite que las miradas se encuentren. Por momentos, sin embargo, la cámara hace otra cosa. En un mundo de personajes que no tienen respuestas, o que creen tenerlas pero siguen buscando, se elige una puesta que coquetea con los usos y costumbres de una planificación tradicional, pero que no tiene problemas en desviarse cuando así lo dispone el drama.
En All the Ships at Sea, la cámara de Sallitt permanece atenta para correrse un poco cuando ésa parece una buena propuesta de juego. Si puede funcionar, este sofisticado realizador norteamericano está dispuesto a hacerse pasar por un estudiante en pleno descubrimiento de los núcleos duros del cine. Y esa exposición, incertidumbre y buena voluntad se agradecen mucho.
Notas:
1 Para conocer la ley del eje: https://www.tallerdeescritores.com/el-eje-de-accion.