Hay un poema de Claudio Bertoni que me encanta, “Dame ese retrato mío que tienes en la cabeza”. En él, alguien narra cómo le abre el cráneo a su novia, a su familia y a sus amigos para arrebatarles del interior de sus cabezas el retrato suyo que guardan ahí adentro. Después de acumular retratos salta a una nube que pasa y los prende fuego. Lamentablemente, se da cuenta de que toda la peripecia fue en vano porque ahora todos tienen otro retrato suyo en la cabeza(...)