Nadie puede escaparle al estatuismo. A todos nos pasará: querrán acariciarnos y solo se encontrarán con una fría aspereza; querrán rasguñarnos y nuestra piel será imperturbable. Por suerte, de tanto en tanto, algunas piedras devienen jardín. Por suerte, más pronto que tarde, habrá nuevas manos acariciando las flores(...)