De eso hablamos: de la regla y de la excepción, de la necesidad de lo nuevo para la vida. Sin excepción, sin novedad (sin arte) no hay devenir, no hay metamorfosis. La regla, entonces, es ese “capitalismo depredador” que pervierte el trabajo en “pura negatividad destructora”, como dice [Orestes] Di Lullo: “trabajo de todo el ser para matarse”(...)