Voces difusas, ecos dispersos
Consciente o inconscientemente, lo que sucede en La casa del árbol adopta los modos de una asamblea abierta, pero sin partido ni oradores. Lxs 70 asistentes se dividen en dos grandes grupos que debaten en ronda en dos espacios distintos del centro cultural. La gente de Sigilio lee un texto para disparar intervenciones —“No es otro el propósito inicial de este encuentro: juntarnos a ver qué estamos pensando les jóvenes a los que nos gusta el cine, que lo hacemos, lo estudiamos, escribimos, programamos, etc. y ver qué pasa”— y va coordinando la conversación(...)