La máxima sigue vigente: filmar, siempre, todo el tiempo. En los momentos de silencio reside la maravilla del registro: acumular, capturar, poner a descansar el material, dejando que el tiempo actúe sobre él. Querer vivir, siempre, lo que se pueda, para en un futuro poder volver sobre el archivo y sorprenderse. Qué encontraremos ahí. Qué será del mundo. Será un mundo completamente distinto, o tendrá similitudes. Qué será de nosotros. Seremos los mismos o seremos otros(...)