Los espacios resignificados. Cinco puertas a Takashi Ito
A mitad del corto vimos un dedo enorme en primer plano —el de Ito padre— que se acercaba lentamente hacia la nariz de su hijo, para presionarla. Luego se sucedían planos similares, con el dedo tocando otras partes del cuerpo del niño. En los últimos segundos hay un plano similar, pero ahora el dedo toca una pantalla que reproduce la imagen del niño. Las implicancias de esta idea son demasiado dolorosas para ponerlas en palabras. La tecnología permitiría, al menos, la persistencia de esa imagen amada. Pero solo de la imagen. Es un final desolador para un breve diario familiar que puede pensarse, también, como una hermosa carta de amor(...)