Mumblecore. Exploraciones sobre el cine independiente norteamericano — Prólogo de los editores

En el 2021, los optimistas terminales auguraban que algo bueno saldría de la pandemia: finalmente sería el año del cine independiente. Con las megaproducciones y las estrellas aún en cuarentena, films anónimos como Sound of Metal, Promising Young Woman o Judas and the Black Messiah pasaban al frente en la carrera de los premios Oscar. ¿Pero qué había exactamente de distinto en aquellas películas? Quizás no haya caso más paradigmático que Nomadland, la eventual ganadora de ese año: un film que vampiriza los juegos de gemelos entre la ficción y el documental y que, con sus paisajes de belleza automática, su aversión al silencio y su adicción por las emociones procesadas, transforma aquella tendencia del cine autoral en un animal domesticable. 

A casi veinte años de haber irrumpido, hoy el mumblecore parece el recuerdo lejano de un tiempo inocente. Apareció de la nada, en el corazón de un país donde el cine se había convertido en sinónimo de industria, y donde la tecnología digital solo encontraba su campo de posibilidad en la creación de imágenes computarizadas. Sin dinero, sin efectos especiales ni rostros célebres, la generación de Andrew Bujalski, Greta Gerwig y Joe Swanberg tomó las cámaras para filmar sus propias vidas. Crearon imágenes crudas, desprolijas, incluso feas: eran el contracampo de la estética ultraprocesada que inauguraba el nuevo siglo.

Escribir sobre aquel tiempo es también escribir sobre este. Solo hace falta volver a la frase entusiasta que profirió Swanberg en 2008, cuando estrenaba su película más reciente en el festival South by Southwest (SXSW) y en la plataforma VOD IFC en simultáneo. “Me parece que este es un momento decisivo”, decía. “La promesa de la revolución digital, la democratización de las películas, realmente está pasando”. Por entonces, esas tecnologías se asemejaban a las tierras diáfanas de un viejo wéstern. El streaming antes de Netflix. Internet antes del algoritmo. ¿Cuáles son hoy los márgenes para un cine independiente? ¿Y qué significa eso exactamente, independiente, en un sistema cuyas lógicas depredatorias devoran y procesan cada vez más rápido lo que alguna vez fue indigerible? Incluso los festivales, antiguas promesas de un cine libre, se han convertido estas últimas décadas en una maquinaria de institucionalización, con sus propias redes aceitadas de financiamiento, formateo y autocelebración. La política de los autores que fue consigna disruptiva de los Cahiers se parece cada vez más al cine contra el cual lucharon más de medio siglo atrás: cine de calidad o, como podríamos rebautizarlo hoy, cine gourmet.

El mumblecore, como otras corrientes o ciclos cinematográficos surgidos entre fines del siglo XX y comienzos del XXI, de hecho cobró visibilidad y renombre en el marco de los festivales internacionales. Si bien es el SXSW el festival con el que suele asociarse a la corriente, las películas tuvieron repercusión en festivales internacionales como los de Berlín, Hamburgo, Estocolmo, Mar del Plata o Milán. Pero en la génesis de estos films, realizados por jóvenes recién egresados de escuelas de cine, hay un diálogo fresco con tradiciones del cine independiente norteamericano y una voluntad por desarrollar preocupaciones personales y cercanas, propias de un sector delimitado en términos etarios, económicos y sociales. Son, por lo tanto, películas alejadas de las estéticas globalizadas a las que nos hemos acostumbrado en las últimas décadas. Cuando el ciclo original del mumblecore se fue agotando y sus límites estéticos y formales comenzaron a intensificarse en las filmografías de sus referentes principales, el camino mayoritario no fue insertarse en el mundo de los festivales, sino probar suerte en la televisión y en las emergentes y novedosas plataformas de streaming.

The Puffy Chair (Duplass)

La distancia con estéticas que se consolidaron con el auge de los festivales internacionales durante la década del 2000 no es exclusiva del mumblecore. Al contrario: permite incluir al ciclo en un contexto internacional más amplio de films auténticamente independientes hechos entre amigos, al margen de las instancias de desarrollo, pitching y mercadeo de proyectos. Es, sin ir más lejos, el caso del Nuevo Cine Argentino, cuyos films económicos, relatos resquebrajados sobre jóvenes errantes, inseguros e indecisos en relación a su futuro, tienen una relación cercana con el mumblecore. La progresiva cooptación de corrientes no norteamericanas —el Nuevo Cine Argentino, el Alemán, el Rumano, el Austriaco— por el mundo de los festivales y el ya nombrado corrimiento del mumblecore hacia las series y plataformas permiten pensar en caminos diferentes para las olas de renovación que aparecieron hace dos décadas en gran parte del mundo. El interrogante clave es cómo se expresa, en cada obra en particular, la tensión entre la globalización estética y la fidelidad a una mirada personal, íntima y específica.

El vínculo con la tecnología es otro aspecto central. En cortos y largometrajes tempranos como This Is John, Kissing on the Mouth, Hissy Fits, The Puffy Chair o LOL las relaciones humanas están atravesadas por distintos dispositivos tecnológicos que formaban parte de la vida cotidiana de las clases medias norteamericanas de la época (contestadores automáticos, teléfonos celulares y usos específicos de Internet como el chat, las páginas de compra-venta y las incipientes redes sociales). Esas nuevas tecnologías, a su vez, formaban parte de los propios procesos productivos y de difusión de las películas del ciclo, desde la filmación digital con cámaras económicas hasta el uso de plataformas de crowdfunding como Kickstarter y la creación de sitios web con material exclusivo del rodaje de los films —en el caso de la serie de Swanberg Young American Bodies, el sitio directamente alojaba todos los capítulos, que podían verse online de forma gratuita—, entre otros usos creativos que facilitaban la posibilidad de hacer un cine de bajo presupuesto desde una actitud DIY [do it yourself]. A casi veinte años de distancia, es posible no solo analizar desde un lugar crítico las potencialidades y limitaciones de la apropiación mumblecore de esas tecnologías, sino también preguntarse qué cambió y qué se sostuvo en el tiempo, cómo aquella voluntad rupturista de hacer uso de las tecnologías a disposición con fines creativos impacta en el presente y hasta qué punto es posible hacer hoy arte auténticamente independiente a través de una Internet masificada, adueñada por grandes conglomerados tecnológicos y massmediáticos.

Mumblecore. Exploraciones sobre cine independiente norteamericano no es una celebración. Es una lectura retrospectiva de un fenómeno que ni siquiera condescendemos en llamar “movimiento”, y que nunca fue reconocido de manera unánime como tal. En el libro conviven miradas elogiosas con otras que interrogan o problematizan a los cineastas y sus películas. En ese sentido, la independencia no es un valor en sí mismo: se trata, en todo caso, de un rasgo que intentamos comprender a partir de las condiciones singulares en las cuales emergieron estas películas. Indagamos cómo su inclinación por la intimidad y sus estructuras lábiles abrieron posibilidades al mismo tiempo que se chocaron con sus propios límites. 

Más allá de investigaciones académicas, realizadas sobre todo en Estados Unidos, y artículos periodísticos y críticos publicados fundamentalmente durante el auge del ciclo, hay una vacancia: apenas existe un libro previo dedicado específicamente al tema (Le Mumblecore, del francés Théo Ribeton). La existencia de un nuevo libro permite no solo profundizar el conocimiento sobre el mumblecore, sino también difundirlo entre nuevas audiencias. En el mejor de los casos, una lectura atenta tal vez consiga hacer del ciclo parte de un acervo personal y fresco de coordenadas críticas para leer el cine del presente. Que la crítica insista en remitir los juegos de seducción y flaneurismo de los jóvenes errantes del cine argentino a Éric Rohmer, así como remite el micropresupuesto y la improvisación a John Cassavetes sin pensar de qué modo se inserta en una tradición compleja de cineastas independientes, demuestra la ausencia de coordenadas que encastren mejor con aquello que todavía hoy inunda las pantallas de los festivales locales un año tras otro. Decenas de películas se han inscrito (o son inscritas retrospectivamente) en los territorios del mumblecore y el postmumblecore desde el 2005 hasta el día de hoy. En un mundo cada vez más globalizado, y frente al declive de la noción de cines nacionales, quien desconozca estos paralelismos se pierde una lectura posible de la escena contemporánea. 

Mutual Appreciation (Bujalski)

Como apertura de la colección Exploraciones, este libro transita aquellos interrogantes desde el mumblecore como centro y fuga, razón de ser y excusa para pensar el estado del cine e imaginar una de sus historias posibles. La primera sección, “Cronologías”, constela de manera exhaustiva a los neo talkies de los 2000 con toda una tradición de cine independiente y producciones cinematográficas punk o DIY, primero, y una genealogía de las representaciones de la juventud en películas, series y videoclips norteamericanos, después, para terminar mapeando su transición al streaming y las series televisivas en un contexto de consolidación corporativa incesante y precariedad pospandémica. 

¿Hasta dónde llega la categoría de mumblecore? ¿Qué nos permite analizar? ¿Qué tan lejos nos lleva, y qué tan lejos podemos llevarla? Los capítulos de “Alcances y problemáticas” abren cancha para entender el vínculo del mumblecore con algunas de sus prácticas, inclinaciones y fetiches recurrentes: en esta segunda sección lo autobiográfico, lo urbano, el mal sonido y la estética digital se vuelven objeto de análisis puntualizado, sin por eso perder contextualización en un momento histórico.

En el recorrido a través de las filmografías de dos cineastas canonizados dentro del movimiento como lo son Joe Swanberg y Andrew Bujalski, pero preocupándose también por las trayectorias de figuras marginales, los cuatro capítulos incluidos en la sección “Sobre algunos directores” condensan y subrayan la heterogeneidad de este ciclo de películas con un breve muestrario del centro del mumblecore y sus periferias. Completan en el libro dos entrevistas extensas a Swanberg y Bujalski realizadas durante el 37° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y un anexo final que replica tres artículos escritos durante el 2007, en plena emergencia del mumblecore, con la intención de dar cuenta de las reacciones diversas de la crítica y el periodismo frente al fenómeno en tiempo presente.


Mumblecore. Exploraciones sobre el cine independiente norteamericano ya está a la venta. La ficha técnica y las opciones de compra pueden verse acá.

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