Cine y dictadura

Encerrados en el agujero interior Como si nada hubiera sucedido

Encerrados en el agujero interior

Tal vez valga la pena distinguir entre dos tipos de feísmo: el que aprovecha una tendencia o una moda, y entonces ofrece pinceladas gruesas, detalles de monstruosidad, abordajes tímidos que apenas ocultan la vergüenza —cineastas que, sospechamos, filmarían algo diferente si el viento soplara en otra dirección—, y, por otra parte, el que le da forma a un cuerpo de obra, el que gracias al empecinamiento y una visión del mundo desarrolla un estilo distinguible. Esa es la distancia fundamental entre "Los insomnes" (1986), de Carlos Orgambide, y "Kindergarten" (1989), de Jorge Polaco(...)
El resto del iceberg Como si nada hubiera sucedido

El resto del iceberg

Viendo "Los días de junio" —y "Contar hasta diez"— uno no se ve tentado a pensar, como señalaba parte de la crítica y de los nuevos cineastas de los 90, que el Gran Problema del cine postdictadura eran las alegorías bajas y la baja fantasía. En estos dramas tan adultos y realistas resalta la debilidad alarmante de los guiones. Es como si el deseo por decirlo todo hubiera mutado en formas extrañas hasta alcanzar como un virus al tono de la película(...)
Vino barato y terciopelo falso Arrebatos

Vino barato y terciopelo falso

Si bien el proyecto de “Pinochet vampiro” había levantado sospechas desde que se dio a conocer, el estreno en cines de "El conde" el 7 de septiembre, a cuatro días del 11, surgía como una movida comercial que encendió el debate desde bastante antes de poder ver la película. Como varios temieron, Santiago se llenó de recreaciones de la famosa fotografía de Chas Gerretsen en la que aparece Pinochet con lentes oscuros. En el afiche de Larraín, las gafas eran reemplazadas por unos lentes rosados, una especie de "barbieficación" de Pinochet, aprovechando el reciente fenómeno de la película de Greta Gerwig(...)
El hijo de Solanas Exploraciones

El hijo de Solanas

La estructuración entre el material de archivo y el monólogo de la voice over da cuenta de dos películas que hacen dialogar dos épocas y, sobre todo, dos variables del género, que se mantienen en tensión: el “terreno de la historia (lo intelectual) y de la memoria (lo afectivo)”. A partir de estos diálogos se presenta el problema de cómo pensar las dinámicas de los conflictos histórico-políticos en la dimensión íntima de las películas familiares. El autor vuelve a ellas obsesivamente, intentando encontrar algún signo del impacto de la historia política y social en los registros fílmicos de la historia familiar(...)