Quienes creen en la censura se enfocan principalmente en el sexo y, en general, se preocupan por la violencia solo cuando está erotizada. Esto significa que prácticamente nadie plantea el tema de los posibles efectos acumulativos de la brutalidad cinematográfica. Sin embargo, es seguro que, cuando noche tras noche las atrocidades se nos presentan como entretenimiento, el tema merece un poco de inquietud. Si aceptamos toda esta cultura pop sin preguntarnos qué hay en ella, nos convertimos en naranjas mecánicas(...)