Este “Manifiesto” es una declaración política, una declaración artística y una precuela, como nos gusta decir, de Ici et Ailleurs (Aquí y en otro lugar). Para entenderlo hay que leer esa película como el último aliento del Grupo Dziga Vertov. Hay quienes ponderan la estética en el arte separada de las determinaciones políticas de una obra; la experiencia del Grupo es uno de esos cuerpos de imágenes frente a los que solemos olvidar su verdadera dimensión política. Tal vez sea lógico que hayamos olvidado esa dimensión toda vez que la institución cine, la institución Godard y el neoliberalismo han hecho difícil ese tipo de reflexiones durante décadas. Pero es necesario recuperar una praxis y un abordaje que parta de la reflexión política en la práctica cinematográfica, tal vez con la voluntad de que el cine no se convierta en una pieza de museo.
Si hablamos del Grupo Dziga Vertov hablamos de mentiras para conseguir financiamiento, debates interminables y lucha contra el antisemitismo y el racismo, a favor de la causa palestina y de la lucha antirracista en Estados Unidos, más precisamente de la Organización por la Liberación Palestina y de las Panteras Negras. El Grupo nació del 68 europeo y fue una experiencia colaborativa militante. Tiene sentido definirla así porque todo hombre o mujer que tuvo alguna participación, por más efímera que sea, la pensó como tal. Godard era una excusa, incluso para sí mismo dentro de lo colectivo. El objetivo era construir imágenes que se escaparan de Hollywood y de las garras del autoritarismo stalinista a esa altura indisimulable. En ese collage de luchas obreras y estudiantiles, luchas de liberación nacional, guerras, tertulias pretenciosas y falta de oportunidades para filmar, nacieron preguntas que el cine nunca abandonó: ¿cómo se financia el cine revolucionario? ¿Cuál es el público que debe interpelar?
Todo ha sido ya contado. Luego de varios intentos, Godard y Mièville terminan de filmar un viejo proyecto que había comenzado en 1970 con las organizaciones de la Liga Árabe. Se encargan del montaje del material y, con el Grupo ya disuelto y el exterminio israelí del Movimiento de Liberación Palestina consumado, intentan su autocrítica del recorrido. Ici et Ailleurs, iniciada en este Manifiesto, es una película capaz de enfrentarse a sí misma y dejar preguntas abiertas para el cine militante. Se transforma, con los años, en una especie de manual audiovisual del cine político, el cine ensayo y todas las realizaciones que se preguntan cómo saldar contradicciones entre el frente artístico y el frente político.
Por eso los militantes palestinos no son solo protagonistas del film, sino también destinatarios de este manifiesto. Una vanguardia estética le habla a la vanguardia política: 1) Lucha armada; 2) Trabajo político; 3) Guerra popular prolongada. Hay que encontrar nuevas maneras de filmar y estos cineastas lo hacen con una vuelta al Cine Ojo de Dziga Vertov, mostrando luchas actuales y no victorias del pasado. Por eso, en Ici et Ailleurs la construcción del flujo de imágenes opera como una cadena de montaje o de ADN. La contraposición del aquí-sillón de clase obrera y el en otro lugar-lucha por la liberación palestina se explica a través de la derrota revolucionaria de Al Fatah, y por eso hay que lograr “una imagen representada en otro sonido, como un obrero representado en un sindicato”. La imagen no puede ser algo inocente; la crítica al uso contemplativo que la clase obrera hace de las imágenes es otra forma de militar contra las imágenes del imperialismo y del revisionismo stalinista y preguntarse cómo fabricar las imágenes del y no para el proletariado. Nadie lo sabe, pero navegar entre contradicciones es un camino para transformar un público acostumbrado a las imágenes industriales al acercarle experiencias que contengan y superen la denuncia política. Para eso el vínculo estrecho entre cineastas y organizaciones es indispensable, y “fabricar imágenes contradictorias es progresar en el camino a la resolución de estas contradicciones”.
¿Qué nos queda de toda esta experiencia hoy, donde el cine es cada vez más diverso e inabarcable, donde una invitación al pensamiento parece pretenciosa y las imágenes nos muestran que la lucha por la independencia palestina se convirtió en un genocidio sin condena? Acaso nos quede el desafío de construir imágenes nuevas que cambien el mundo partiendo desde esas contradicciones.
Introducción: Nicolás Scipione
Traducción: Miguel Savransky

Manifiesto (Al-Fatah, Julio 1970)1
Pensamos que era más justo, políticamente, venir a Palestina que ir a otros lugares como Mozambique, Colombia, Bengala. Oriente Medio fue directamente colonizado por el imperialismo francés y el inglés (acuerdos Sykes-Picot). Nosotros somos militantes franceses. Es más justo venir a Palestina porque la situación es compleja y original. Hay muchas contradicciones; la situación está menos clara que en el Sudeste asiático, al menos en teoría.
Para nosotros, militantes actuales del cine, nuestras tareas todavía son teóricas. Pensar de otra manera para hacer la revolución…, todavía estamos en eso. Tenemos varias décadas de retraso respecto a la primera bala de Al Assifa2.
Mao Tse-Tung dijo que un buen camarada va ahí donde están las dificultades, ahí donde las contradicciones son las más agudas. Hacer propaganda por la causa palestina, sí. Con imágenes y sonidos. Cine y televisión. Hacer propaganda es poner los problemas sobre la mesa. Una película es una alfombra voladora que puede ir a todas partes. No hay ninguna magia. Es un trabajo político. Hay que estudiar e investigar, registrar esta investigación y este estudio, y después mostrar el resultado (el montaje) a otros combatientes. Mostrar el combate de los fedayines a sus hermanos árabes explotados por los patrones en las fábricas de Francia. Mostrar a los milicianos de Fatah a los hermanos de las Black Panthers perseguidos por el FBI. Rodar políticamente una película. Montarla políticamente. Difundirla políticamente. Es largo y difícil. Es resolver un problema concreto cada día. Encontrar un fedayin, un dirigente, un miliciano, ver juntos cómo fabricar imágenes y sonidos de su lucha. “Voy a filmar una imagen tuya disparando la primera bala de Al Assifa”. Saber qué imagen hay que poner antes y cuál después, para que el conjunto adquiera un sentido. Un sentido político, revolucionario, es decir, que ayude a la revolución palestina, que ayude a la revolución mundial. Todo eso es largo y difícil. Hace falta saber qué es el cine… y el Fatah, y la información en el Fatah, y las contradicciones con las otras organizaciones. El Fatah, por ejemplo, lucha contra el imperialismo estadounidense. Pero el imperialismo estadounidense es también el New York Times y la CBS. Nosotros luchamos contra el CBS. Hay muchos periodistas que se creen sinceramente de izquierdas y que no luchan contra la CBS y el New York Times. Creen ayudar al Fatah publicando un artículo en la prensa burguesa. Pero ellos no luchan. Es el Fatah el que lucha y el que trabaja. Son los combatientes del Fatah los que mueren. Esto hay que verlo bien. En literatura y en arte, luchar en dos frentes. El frente político y el frente artístico, esta es la etapa actual, y hay que aprender a resolver las contradicciones entre esos dos frentes. En el periódico publicado por el Fatah todavía se ven demasiadas fotos de dirigentes y no las suficientes de combatientes. Hay que ver dónde se sitúa esta contradicción y cómo resolverla. No es un problema artístico de composición. Es un problema político en el dominio ideológico (la prensa). Es necesario aprender a combatir al enemigo con ideas, no sólo con un fusil. Es el Partido el que manda al fusil, no a la inversa3. Y la complejidad de la lucha palestina está ligada a la construcción del Partido, acá (como en Francia). La originalidad del Fatah, incluso antes de la toma del Canal de Suez, es justamente haber rechazado llamarse Partido o Frente. Es una manera de decirle a un musulmán: “No abandones tus ideas, sólo dejá tu organización y uníte a nuestras filas”. El Fatah no tiene necesidad de ser marxista en las palabras, porque es revolucionario en los hechos. Sabe que las ideas cambian sobre la marcha. Que cuanto más larga sea la marcha sobre Tel-Aviv, más cambiarán las ideas que permitirán destruir finalmente el Estado de Israel.


Frente político y frente artístico
Vinimos acá para estudiar eso: aprender, extraer lecciones, si es posible registrar esas lecciones, para difundirlas enseguida acá mismo o en otras partes del mundo. Hace casi un año, dos de nosotros vinieron a investigar al Frente democrático. Después otro fue con el Fatah. Leímos los textos y los programas. En tanto maoístas franceses, decidimos hacer la película con el Fatah cuyo título es Hasta la victoria. Dejamos que los palestinos, a lo largo de la película, digan ellos mismos la palabra “revolución”. Pero el verdadero título de la película es Métodos de pensamiento y de trabajo del movimiento de liberación palestino. Con los camaradas del Frente democrático tenemos las mismas discusiones que con los militantes en París. No aprendemos nada. Ni ellos ni nosotros. Con el Fatah es diferente. Es más difícil hablar con un dirigente de la imagen que hay que construir de la revolución palestina y el sonido que debe acompañar esta imagen (o contradecirla). Pero es justamente esta dificultad la que es positiva. Plantea concretamente la contradicción entre teoría y práctica: entre frente político y frente artístico. Llegamos a Amán y nos dijeron: “¿Qué quieren ver?…”. Dijimos: “¡Todo!”. Vimos a los Ashbals, el entrenamiento de la milicia, las bases del Sur, las bases del Norte y del Centro. Vimos la escuela de los mártires. Vimos la escuela de cuadros, las clínicas. Entonces nos dijeron: “¿Qué quieren filmar, ahora?”. Dijimos: “¡No lo sabemos!”. “¿Cómo? ¿No lo saben?” “No, nos gustaría hablar, estudiar un poco con ustedes. No tienen muchas municiones para los Kalashnikov y los RBG. Nosotros no tenemos muchas imágenes ni muchos sonidos. Los imperialistas (Hollywood) las arruinaron o destruyeron. Así que no podemos desperdiciarlas. Son municiones ideológicas. Hay que aprender a usarlas bien para matar las ideas enemigas. Por eso necesitamos hablar con ustedes”. “Bueno, ¿con quién quieren hablar?”. Dijimos: “Abu Hassan”4. No sabíamos quién era, pero habíamos leído un artículo suyo en el primer número de Fedayin5. Habló con nosotros. Políticamente. Por ejemplo, dijo: “El ejército del pueblo no son radares perfeccionados. Son 10.000 niños con binoculares y walkie-talkies”. He aquí una imagen revolucionaria. Enseguida vemos que el ejército egipcio no es un ejército del pueblo. En lugar de 10.000 niños, hay 10.000 instructores soviéticos.
La bala cerca de la oreja
Abu Hassan decía también: a la primera bala de Al Assifa hay que dispararla cerca de las orejas de los campesinos para que oigan el ruido de la liberación de la tierra. He aquí un sonido revolucionario. He aquí una discusión que permite establecer relaciones políticas entre una imagen y un sonido, en lugar de hacer simplemente imágenes supuestamente “reales” pero que no quieren decir nada, que no dicen nada porque no tienen nada que decir, nada que decir que no sepamos ya. Y, ¿para qué sirve decir lo que ya sabemos? En todo caso, no sirve para la revolución, que busca lo nuevo detrás de lo viejo. Eso lleva tiempo. Es largo y difícil. Pero no hay razón para que una película de la revolución palestina no se enfrente a las dificultades de esta revolución. ¿Porque esta película se pasaría en la televisión estadounidense? ¿El Fatah controla los circuitos yanquis de televisión? No. Ni siquiera controla las salas de cine de Amán. Controla Amán. Pero cada tarde, en las salas oscuras, la podredumbre imperialista viene a cegar a las masas. Afortunadamente, gracias a la crisis de junio, el Comando unificado hoy en día puede reabrirles los ojos a la mañana siguiente publicando de ahora en adelante un periódico. El problema de la información revolucionaria es importante. Nosotros decimos: “Cine, tarea secundaria de la revolución para nosotros actualmente en Francia”; pero nosotros hacemos de esta tarea secundaria nuestra actividad principal. Hay que ver bien, entonces, la contradicción entre esta tarea secundaria y la tarea principal de la revolución, que acá es la lucha armada contra Israel. Ver también las otras contradicciones entre el cine y las otras tareas secundarias de la revolución palestina. Ver también que en un cierto momento, en un lugar dado, lo secundario se transforma en principal. He aquí lo que nosotros llamamos plantear políticamente el hecho de hacer una película política. No sólo entrevistar a Habache o a Arafat o a Hawatmeh6. No sólo imágenes espectaculares de “cachorros de león” atravesando las llamas, sino relaciones de imágenes, relaciones de sonidos y relaciones de imágenes y sonidos que indicarán las relaciones, en la revolución palestina, entre la lucha armada y el trabajo político.
Cada imagen y cada sonido, cada combinación de imágenes y de sonidos, son momentos de relaciones de fuerzas, y nuestra tarea consiste en orientar esas fuerzas contra las de nuestro enemigo común: el imperialismo —es decir, Wall Street, el Pentágono, IBM, United Artists (Entertainment from Trans-America Corporation), etc—. Por ejemplo, pensamos que el Fatah, durante la crisis de junio7, sufrió una derrota en el campo de la información. En lo que respecta a los países capitalistas europeos, ¿de qué hablaron The Times, Il Messaggero, Le Monde y Le Figaro? ¿De la respuesta que dieron las masas a las provocaciones asesinas de la reacción jordana? No. ¿Del papel jugado por el Fatah en la manera de conducir esta respuesta política y militarmente? No. Todos esos periódicos, así como los televisores y las radios de Europa occidental, le dieron demasiada importancia a Georges Habache en detrimento de Yasser Arafat. Nuestra tarea como militantes revolucionarios de la información también es analizar el porqué y el cómo de tales operaciones. Para el imperialismo no sólo había que intentar, una vez más, romper la unidad en curso de edificación de la Resistencia palestina, sino que también había que pervertir el sentido de su combate por la liberación ante los ojos de las masas inglesas, italianas, francesas, etc., y darle así un golpe más a los elementos revolucionarios de esas masas, para quienes la revolución palestina, como la vietnamita, es un fermento precioso. Hoy en día aún es grave que un texto como el de Abu Iyad8 en Dialogue with Fath no se haya traducido al francés. Son quizás derrotas menores, pero justamente hay que tener la honestidad revolucionaria de analizarlas en tanto que derrotas: lucha, fracaso, nueva lucha, nuevo fracaso, nueva lucha hasta la victoria, tal es la lógica del pueblo, dicen los camaradas chinos. Tal es la lógica, también, del pueblo palestino en su movimiento de liberación nacional bajo la dirección del Fatah. Es lo que intentamos mostrar en nuestra película, su película. ¿Dónde se mostrará la película? Eso dependerá del estado actual de las luchas. Puede ser mostrada en una calle de un pueblo del sur del Líbano. Extendemos una sábana entre dos ventanas y proyectamos. Ante los estudiantes de Berkeley. En medio de obreros en huelga en Córdoba o en Lyon. En una escuela de Amílcar Cabral9. Es decir, en general, se proyectará ante los elementos avanzados de las masas. ¿Por qué? Porque representa a las fuerzas en lucha.





Hasta la victoria, cuaderno de rodaje (extractos)
Las relaciones de imágenes
Es necesario, entonces, que pueda ser utilizada, a corto o a largo plazo, por otros elementos de esas fuerzas en el momento de su lucha. Es decir, en el momento en que sea útil para su lucha. Tomemos un ejemplo: mostramos una imagen de un fedayin que atraviesa el río; después una imagen de una miliciana del Fatah que enseña a leer a los refugiados en un campo; después una imagen de un “cachorro de león” entrenándose. Estas tres imágenes, ¿qué son? Un conjunto. Ninguna tiene valor en sí misma. Quizás un valor sentimental, emotivo o fotográfico. Pero no un valor político. Para tener un valor político, cada una de esas tres imágenes debe estar ligada a las otras dos. En ese momento, lo que se vuelve importante es el orden en el que son mostradas esas tres imágenes. Porque son partes de un todo político; y el orden en que se ponen representa la línea política. Nosotros estamos en la línea del Fatah. Entonces ponemos esas tres imágenes en el orden siguiente: 1º) Fedayin en operación; 2º) Miliciana trabajando en una escuela; 3º) Niños entrenándose. Esto significa: 1º) Lucha armada; 2º) Trabajo político; 3º) Guerra popular prolongada. La tercera imagen es finalmente el resultado de las otras dos. Es: la lucha armada + el trabajo político = guerra popular prolongada contra Israel. Es también: el hombre (que desencadena el combate) + la mujer (que se transforma, que hace su revolución) que dan a luz al niño que liberará Palestina: la generación de la victoria. No basta con mostrar un “cachorro de león” o una “flor” y decir: “Es la generación de la victoria”. Es necesario mostrar por qué y cómo. A un niño israelí no podemos mostrarlo de la misma manera. Las imágenes que producen la imagen de un niño sionista10 no son las mismas que las de un niño palestino. Además, no deberíamos hablar de imágenes; hay que hablar de relaciones de imágenes.
Los lacayos libaneses de Hollywood
Es el imperialismo el que nos enseñó a considerar las imágenes en sí mismas; el que nos hizo creer que una imagen es real. Cuando el simple sentido común muestra que una imagen no puede ser más que imaginaria, precisamente porque es una imagen. Un reflejo. Como tu reflejo en un espejo. Lo que es real, en primer lugar, sos vos, y después, la relación entre vos y ese reflejo imaginario. Lo que es real, después, es la relación que establecés entre esos diferentes reflejos tuyos, o esas diferentes fotos tuyas. Por ejemplo, te decís a vos mismo: “Soy lindo”, o: “Parezco cansado”. Pero al decir eso, ¿qué hacés? No hacés otra cosa que establecer una relación simple entre varios reflejos. Uno en el que parecías en forma, otro en el que lo estabas menos. Comparás, es decir, relacionás, y entonces podés concluir: “Parezco cansado”. Hacer políticamente una película es establecer este género de relaciones políticamente, es decir, para resolver un problema políticamente. Es decir, en términos de trabajo y de combate. Y justamente el imperialismo, al buscar hacernos creer que las imágenes del mundo son reales (cuando son imaginarias), intenta impedirnos hacer lo que hay que hacer: establecer relaciones reales (políticas) entre esas imágenes; establecer una relación real (política) entre una imagen de los Ashbals11 entrenándose y una imagen de un fedayin atravesando el río. La única realidad revolucionaria es la realidad (política) de esa relación. Política, porque plantea la cuestión del poder; y un encadenamiento de imágenes tal y como el que acabamos de describir declara que el poder está en la punta del fusil. El imperialismo bien querría que nos contentáramos con mostrar a un fedayin que atraviesa un río, o a una campesina que aprende a leer, o a los Ashbals entrenándose. El imperialismo no tiene nada en contra de eso. Todos los días hace imágenes como esas (o sus esclavos las hacen para él). Las difunde todos los días en la BBC, Life, I’Expresso, Der Spiegel. Por un lado está la UNRWA12 (para el estómago) y por el otro Hollywood y sus lacayos libaneses y egipcios del cine (para las ideas y las imágenes que provocan ideas). El imperialismo nos enseñó a no establecer relaciones entre las tres imágenes de las que acabamos de hablar, o a hacerlo, en última instancia, pero entonces en un cierto orden, para no interrumpir sus planes.

Las ideas y las contradicciones
Y nuestra tarea como militantes actuales del campo de la información anti-imperialista es luchar con encarnizamiento en ese campo. Liberarnos de las cadenas de imágenes impuestas por la ideología imperialista a través de todos sus aparatos: la prensa, la radio, el cine, los discos, los libros. Es una tarea secundaria de la que hacemos nuestra actividad principal, intentando resolver las contradicciones que eso implica. Por ejemplo, al luchar en este frente secundario, nos chocamos a menudo con otros camaradas. Estos camaradas, acá, en el Fatah, por ejemplo, tienen ideas avanzadas y justas sobre el frente principal de la lucha armada, e ideas a menudo menos justas sobre el frente secundario de la información. Para todos nosotros se trata tanto de aprender a resolver esta contradicción como parte de las contradicciones en el seno del pueblo. Nada de contradicciones entre el enemigo y nosotros. Fabricar imágenes contradictorias es progresar en el camino de la resolución de estas contradicciones. Y acá, después de haber planteado así el problema de la producción de esta serie de tres imágenes (para retomar el mismo ejemplo), ahora podés plantear de manera más justa, más política, el problema de la difusión de estas imágenes. Y eso es porque esas imágenes (imaginarias) tienen entre ellas una relación real (contradictoria); es a causa de esta relación real que aquellos que mirarán y escucharán esas imágenes tendrán igualmente una relación real con ellas. La visión de la película será un momento de su existencia real, de su realidad. Realidad política esta vez. En tanto que campesino oprimido, obrero en huelga, estudiante en revuelta, fedayin agarrando el Kalashnikov… He aquí lo que queremos decir al decir: “Abajo el espectáculo, viva la relación política…”.
Los dientes y los labios
Así es como la literatura y el arte pueden convertirse, como quería Lenin, en un pequeño tornillo viviente del mecanismo de la revolución. Entonces, en resumen, no mostrar a un fedayin herido, sino mostrar cómo esta herida va a ayudar al campesino pobre. Y alcanzar esta meta es largo y difícil, porque desde la invención de la fotografía, el imperialismo hizo películas para impedir que las hagan aquellos a los que oprimía. Hizo imágenes para enmascarar la realidad ante las masas que oprimía. Nuestra tarea es destruir esas imágenes y aprender a construir otras, más simples, para servir al pueblo, y para que el pueblo a su vez se sirva de ellas. Decir: “Es largo y difícil” es decir que este combate (ideológico) es una parte de la guerra prolongada contra Israel conducida por el pueblo palestino. Es decir, además, que en otros lugares este combate está ligado a todas las guerras de los pueblos contra el imperialismo y sus aliados. Ligado como los dientes y los labios13. Como la madre y el hijo. Como la tierra de Palestina y los fedayines…

Notas
- Este manifiesto fue recuperado en La Palestine et le cinéma, bajo la dirección de Guy Hennebelle y Khemaïs Khayati, París, Éditions du Centenaire, 1977, pp. 205-211. Todas las notas son de David Faroult. ↩︎
- Brazo armado de la organización de liberación nacional palestina Fatah. ↩︎
- La fórmula de Mao Zedong, “El partido debe mandar a los fusiles”, repetida en La chinoise, quiere subrayar su concepción de las cuestiones militares: ellas deben ser comandadas por la política, y no a la inversa. ↩︎
- Ali Hassan Salameh, llamado “el Príncipe rojo”, responsable de información de la OLP desde 1969, se encargó de los contactos con la CIA; después, más tarde, fue sospechado de haber informado a esta sobre los grupos minoritarios en el seno de la OLP. Es considerado el jefe de la organización Septiembre Negro, que tomará como rehenes a deportistas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972. ↩︎
- Publicación mensual francesa cercana al Fatah que empezó a aparecer en enero de 1970, Fedayin publicaba principalmente traducciones de artículos seleccionados del períodico Al-Fatah. ↩︎
- Nayef Hawatmeh se unió en Jordania al FPLP (Frente Popular de Liberación de Palestina), organización marxista-leninista pro-china dirigida por el Dr. Georges Habache. En 1969, la abandona y funda el FDPLP (Frente Democrático y Popular por la Liberación de Palestina), ala izquierda de la OLP. Figura destacada del movimiento palestino, Hawatmeh fue uno de los primeros en promover y en establecer, desde 1970, el diálogo con la extrema izquierda israelí, que concebía como “una amenaza a la vez para el sionismo y la reacción árabe”, y, también, en combatir ferozmente el antisemitismo en las filas palestinas rechazando, desde 1969, las fórmulas del tipo “¡Los judíos al mar!”. ↩︎
- El 6 y el 7 de junio de 1970, mientras en El Cairo finalizaba una importante reunión de unificación política y militar, el VII Consejo nacional palestino, pequeños grupos que se autodenominaban “organizaciones de resistencia palestina” multiplicaron las provocaciones y desencadenaron los fusilamientos de Amán (Jordania). Atacaron a los militantes de los principales grupos de la verdadera resistencia palestina, sembrando la confusión y favoreciendo una intervención del ejército jordano contra los campos de refugiados palestinos (el 9 de junio). La respuesta militar del Fatah empujó al rey de Jordania a la negociación y permitió a la crisis encontrar una salida el 10 de junio. Pero la rapidez y la confusión de la cadena de acontecimientos pudo hacer creer que el origen de la crisis era una voluntad del Consejo nacional palestino de apartar a las organizaciones minoritarias de la reunión de El Cairo. (El episodio es largamente evocado en la publicación mensual Fedayin, nº 6-7, junio-julio 1970, pp. 1-8 y 22). ↩︎
- Cofundador del Fatah junto a Yasser Arafat. ↩︎
- Teórico y líder político y militar de la guerra de independencia de Guinea-Bissau / Cabo Verde dirigida por el PAIGC (Partido Africano de la Independencia de Guinea y Cabo Verde), asesinado por los colonialistas portugueses el 20 de enero de 1973. Encontramos un testimonio impresionante sobre las escuelas que la guerrilla de Cabral conseguía preservar a pesar del hostigamiento militar del ejército portugués en la película que Tobias Engel consagró a esta lucha, No pincha (1970). ↩︎
- El pasaje de la frase precedente impone esta nota: es imposible publicar sin reaccionar a una frase que podría hacer creer que un niño israelí podría nacer sionista. El sionismo es un posicionamiento político y no está inscrito en los genes. Nacer en Israel, tener la nacionalidad israelí, no decide de ningún modo una posición política. El Fatah, por su parte, rechazaba claramente toda confusión entre judío, israelí y sionista, especialmente en una serie de tres artículos publicados en francés en las mismas columnas que el artículo de Godard en marzo, abril y mayo de 1970 (el artículo de Godard salió en el número de julio). (La serie de artículos, reeditados en París por la publicación mensual Fedayin en sus números del 5 al 8 de mayo, junio-julio y septiembre, fue reunida después en un volumen que llevaba el mismo título: Al-Fatah, La Révolution palestinienne et les Juifs, París, Éditions de Minuit, 1970. Se puede consultar en: http://etoilerouge.chez.tiscali.fr/palestine/revpalest2.html). [Nota del traductor: Al momento de realización de esta traducción, el enlace anterior ya no se encuentra operativo]. ↩︎
- “Cachorros de león”: jóvenes y adolescentes combatientes. ↩︎
- United Nation Relief and Works Agency for Palestine Refugees. Creada en 1949 por la ONU, prevista para ser un organismo temporal, la UNRWA, que empezó a funcionar en mayo de 1950, existe todavía, puesto que está destinada a los refugiados palestinos. Conforme al mandato inicial (ayudar a los refugiados palestinos y, en colaboración con los poderes públicos locales, aportar auxilio directo y realizar los trabajos necesarios), la educación, la sanidad y los servicios sociales son sus principales misiones. Con la guerra de 1967 y los nuevos traslados de población, su mandato se extendió a las personas desplazadas. ↩︎
- Esta fórmula parafrasea a Louis Althusser, “La philosophie comme arme de la révolution. Réponse à huit questions”, La Pensée, nº 138, abril 1968, recuperado en Louis Althusser, Positions, Éditions sociales, París, 1976, p. 48: “Lucha de clases y filosofía marxista-leninista están unidas como los dientes y los labios”. [Traducción al castellano: La filosofía como arma de la revolución, Siglo XXI, Madrid, 2007]. ↩︎