Cine y sexualidad

El extraño de la Ciudad Prohibida Polvo rojo

El extraño de la Ciudad Prohibida

Si Baudrillard habla de “la transparencia del mal” para referirse a la contemporaneidad, lo queer aparece como opacidad subversiva: se hace cuerpo y sangre, tiempo y espacio. Es jugar al juego de la seducción corriendo el riesgo de morir en el intento(...)
Provocadores e inofensivos Como si nada hubiera sucedido

Provocadores e inofensivos

El cine verdaderamente transgresor cada tanto se interesó por el sexo (podemos pensar en cineastas tan dispares como Jorge Acha y Jorge Polaco), pero, a diferencia de los 70, no hubo [en los 80] un movimiento cinematográfico underground vital, contracultural, en el que el sexo haya ocupado un lugar clave, o en el que se pudieran observar las prácticas y exploraciones de una juventud que, en otros terrenos, como el teatro o la música, sí vivía la sexualidad con desprejuicio(...)
Cine, cineastas y Oshima (Seijun Suzuki) Traiciones

Cine, cineastas y Oshima (Seijun Suzuki)

“Esta vez voy a hacer una película entretenida”, dijo antes de empezar "El imperio de los sentidos". En el pasado, sus películas generalmente eran consideradas películas políticas, en las que los temas políticos y sociales se abordaban desde un punto de vista extremadamente crítico. La perspectiva de Oshima era que quienes miran sus películas comparten la responsabilidad por ellas. Esto está basado en la noción de que el espectador participa en la realización de una película. Por eso, cuando uno mira sus películas, es tan acuciante la sensación de tener que elegir entre verlas y dejar de verlas(...)
Sade, sargento del sexo. Una entrevista a Michel Foucault Conversaciones

Sade, sargento del sexo. Una entrevista a Michel Foucault

El problema que se plantea es el de saber por qué hoy en día nos imaginamos tener acceso a ciertas fantasías eróticas a través del nazismo. ¿Por qué esas botas, esos cascos, esas águilas, con los que se apasionan tan a menudo, y sobre todo en los Estados Unidos? ¿No es la incapacidad de vivir realmente ese gran encantamiento del cuerpo desorganizado lo que nos hace rebajarnos hacia un sadismo meticuloso, disciplinario, anatómico? ¿El único vocabulario que poseemos para retranscribir ese gran placer del cuerpo en explosión será esta triste fábula de un reciente apocalipsis político?, ¿no poder pensar la intensidad del presente sino como el fin del mundo en un campo de concentración?(...)