Lemon, en su cerrazón, se nos abre de formas diversas. Su acidez nos irrita los ojos y nos cicatriza las heridas de la mente; su jugo nos propicia momentos de lucidez sobre nuestra finitud y sobre la infinitud del cosmos. Lemon es hijo de la carrera espacial. Un limón nos pone en perspectiva el universo y los movimientos celestes, su rotación y traslación, su danza expansiva y reiterada con otros astros. El breve pasaje de un estado inicial a un estado final, casi como un eclipse fortuito, sigue un arco que es más astronómico que dramático. ¿Habrá vida en el planeta cítrico?(...)