Si a priori cine e ideología burguesa son indisociables, bien podría argumentarse que el cine es un arte eminentemente conservador. Pero lo que ocurre es que la ideología no es algo estático ni absoluto, sino que está situada históricamente por los modos de producción y las relaciones sociales. Y es justamente esa ubicación histórica y dialéctica de la ideología la que permite que, en cierto período histórico, hayan sido posibles películas que profesaban una ideología que, si bien era burguesa y capitalista, se acercaba más a conceptos como la conciliación de clases, la solidaridad entre pares, el desprecio a la aristocracia y la causa por los pobres(...)