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La fertilidad de la niebla Arrebatos

La fertilidad de la niebla

El segundo texto leído en la presentación porteña de "Paisajes opacos" es del cineasta y escritor Gustavo Fontán, quien vinculó los temas abordados en el libro con autores recurrentes en su obra, como Juan José Saer y Juan L. Ortiz, y con la filmación de una de sus películas, "La orilla que se abisma". En palabras de Fontán: "Es probable que en todos nosotros la lectura del libro active la memoria de otros cielos, otras nubes, otras nieblas, reales o cinematográficas. El libro adquiere, por su metodología y por la ideología que detenta, un carácter expansivo, centrífugo. Los cielos y las nubes rompen los límites de los textos, mutan y nos alcanzan."
Las puertas del cielo Arrebatos

Las puertas del cielo

El viernes 7 de abril presentamos en Capital Federal "Paisajes opacos. Sobre las nubes en el cine", primer trabajo de Taipei Libros. En "Las puertas del cielo", texto que escribió para la ocasión y leyó ante los presentes, Patricio Fontana señala: "El primer mérito de los nueve ensayos que conforman 'Paisajes opacos' es la consciencia que todos tienen de ese dinamismo: de esa ausencia de un significado unívoco para las nubes. Como si la constante mutación formal que las caracteriza tuviera su contrapartida en la también constante mutación de cómo interpretamos su presencia o su ausencia."
Una sonrisa sin gato. Reseña de “Cine de vanguardia. Instrucciones de uso”, de Nicole Brenez Cine expandido

Una sonrisa sin gato. Reseña de “Cine de vanguardia. Instrucciones de uso”, de Nicole Brenez

"Cine de vanguardia. Instrucciones de uso" [Metales Pesados, Santiago de Chile, 2021] está consagrado a las vanguardias en el cine de ayer, hoy y siempre. El suyo es un trabajo de cartografía que traza los mojones y bosquejos de una contrahistoria del cine, volviendo la atención hacia zonas muchas veces poco transitadas, difundidas, reconocidas, vistas y oídas, incluso en el límite de aquello perdido u olvidado, en mal estado o riesgo de conservación. Semejante proceder comporta siempre una vocación internacionalista: “el país del cine”, siempre suplementario, por principio no cierra sus fronteras(...)