Santiago Mitre

Historia del miedo. La última dictadura en el cine argentino contemporáneo Dossier #1: Relatos domesticados

Historia del miedo. La última dictadura en el cine argentino contemporáneo

Inauguramos el primer dossier de Taipei, "Relatos domesticados", con este ensayo de Santiago Damiani sobre la última dictadura en el cine argentino contemporáneo, centrado en el análisis de cuatro ficciones: "Azor", "La larga noche de Francisco Sanctis", "Rojo" y "Argentina, 1985". Dentro de poco vamos a explicar mejor en qué consiste este dossier. Mientras tanto, dejamos que la primera entrega hable por sí misma.
El cine afuera del cine Arrebatos

El cine afuera del cine

Por su tema y por la mirada adoptada se trata de una película comprometida. Las placas que ubican la acción y ofrecen una explicación del contexto histórico político son solo uno de los tantos elementos que la hacen accesible. El hecho de que una producción tan marcadamente comprometida se haya convertido desde su estreno en un fenómeno masivo favorece, naturalmente, la percepción de una atmósfera antidictadura y, por lo tanto, antifascista generalizada. Pero esa serie de asociaciones fundadas estrictamente en los efectos sociales más inmediatos que produjo "Argentina, 1985" puede ser un tanto ingenua(...)
La democracia en escena Exploraciones

La democracia en escena

"Argentina, 1985" poco se diferenciaría de una hipotética película oficial sobre el tema realizada en los años ochenta (aunque, paradójicamente, es probable que hubiera tenido un impacto más disruptivo al calor de los hechos), no tanto por sus modos como por su previsible tratamiento de los sucesos representados, confeccionada como postal para los manuales de historia. No cabe duda de que una mayor perspectiva, y el propio transcurrir de los años, propician la indagación de zonas y problemáticas antes inexploradas(...)
La canción de las bestias Exploraciones

La canción de las bestias

Así se le aparece Hueso a Laura la mañana después del encuentro con Weisman, primero como una silueta oscura que la espía mientras se baña, luego como un rostro inexpresivo que la recibe en su propia casa y la desafía (“¿Qué?, ¿le molesta?”, le espeta Hueso cuando la dueña lo reta por estar invadiendo su casa). En una continuidad lombrosiana, por carácter transitivo, se desprenden su lascivia, su agresividad y su obscenidad; elementos que, llevados a un extremo sin asomo de tensión o contrapeso, compiten con la buena voluntad de la dueña de casa, que rechaza convocar una figura masculina de autoridad (su marido) o denunciar provocaciones y abusos a la policía(...)